COP30: EL FUTURO SE DEBATE EN LA AMAZONIA
La COP30, es la 30ª Conferencia de las Partes de la UNFCCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) y tendrá lugar en Belém, estado de Pará, Brasil, del 10 al 21 de noviembre de 2025. Se presenta como una edición histórica: primera vez en la región amazónica para una COP, lo que le da una simbología especial en torno a bosques, biodiversidad y los “pulmones verdes” del planeta.
La elección de Belém y el Amazonas como sede, refleja el énfasis en ecosistemas vulnerables, justicia climática, pueblos indígenas y la necesidad de incorporar la conservación de bosques tropicales como factor central en la gobernanza climática global.
Brasil, como país anfitrión, busca potenciar su papel internacional en cambio climático, adaptándose a la realidad de que las negociaciones deben transitar hacia acciones reales, no solo compromisos. En un discurso de marzo de 2025, la presidencia-designada de la COP insistió en “una nueva era más allá de las negociaciones” para pasar a la implementación.
Se estima que esta edición será una plataforma para mostrar cómo los países del Sur global y economías tropicales pueden aportar soluciones desde sus ecosistemas, pero también se enfrentan a retos estructurales: financiamiento, adaptación y equidad.
Algunos de los ejes que destacarán son:
- Mitigación y cumplimiento del objetivo de 1,5 °C: se espera que los países presenten nuevas o mejoradas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs, por sus siglas en inglés).
- Adaptación y resiliencia: el cambio climático ya está golpeando fuertemente, especialmente en regiones vulnerables. La adaptación no es un costo, sino una “línea de vida”, según la ONU.
- Financiamiento climático: movilización de recursos—tanto públicos como privados—es un tema central. Brasil lanzó en abril de 2025 la iniciativa del “Circle of Finance Ministers” para apoyar una hoja de ruta de USD 1,3 billones.
- Bosques y carbono natural: al situarse la COP en el Amazonas, la conservación forestal, los derechos de los pueblos indígenas, y los sumideros de carbono serán temas destacados. Por ejemplo, el presidente brasileño anunció un nuevo fondo para bosques tropicales.
- Salud y clima: reconocer que los efectos del cambio climático impactan la salud pública. En este sentido, el World Health Organization tiene un “Health Day” previsto para el 13 de noviembre en Belém.
- Justicia climática, participación de pueblos indígenas y sociedad civil: esta edición tiene un fuerte componente simbólico de reconocer voces históricamente marginadas.
Aunque la relevancia es alta, también surgen obstáculos y críticas: La ciudad de Belém deberá albergar a decenas de miles de personas entre delegados, negociadores, observadores y periodistas. Los preparativos están avanzados: desde misiones técnicas para definir la “Blue Zone” (área diplomática) hasta programas de voluntarios.
¿Por qué importa para Argentina, como para el mundo?
Argentina, y en general América Latina, se sitúan en una región con ecosistemas clave, vulnerabilidad al cambio climático, y con poblaciones que pueden verse enormemente impactadas por sequías, inundaciones, deforestación, cambio de uso de suelo. Que la COP se haga en la Amazonía refuerza la visibilidad de la región como actor global.
Desde la mirada de nuestra organización, la COP30 representa una oportunidad para vincular lo global con lo local, imaginar cómo lo que se acuerde en Belém puede traducirse en políticas y acciones concretas en Tucumán (por ejemplo, sobre reforestación, huertas, carbono local, derechos comunitarios).
También es un momento para poner voz: como activista y futuros líderes, participar y proyectar iniciativas relacionadas con la temática de bosques, justicia climática, juventud, participación.
¿Qué se puede esperar de la COP30?
La COP30 no será simplemente otro evento más. Al tener lugar en la Amazonía, en Belém, en un contexto de emergencia climática y con la meta de 1,5 °C, cada vez más amenazada, la presión para que se traduzcan compromisos en acciones será mucho mayor.
Es un momento para conectar nuestra voz, nuestro trabajo con los debates globales, y proyectar iniciativas que puedan alinearse con lo que se acuerde en la COP; además de vigilar que los compromisos no queden en papel, sino que se transformen en realidades.
Que la COP30 no sea solo una cumbre, sino el punto de partida de una nueva conciencia planetaria.