Organización para el Desarrollo Sustentable

DESFINANCIAMIENTO HOY, CONSECUENCIAS MAÑANA

“Una política que corta el futuro”

Reino Unido y Argentina muestran que cuando el ajuste cae sobre el ambiente y lo social, quienes más sufren son los que menos tienen, y la política que corta el futuro no es neutral: genera catástrofes hoy y desigualdad mañana.

El Reino Unido ha reducido su presupuesto destinado a la ayuda internacional para enfrentar el cambio climático, lo que implica un retroceso significativo en su rol global como referente en materia ambiental. Estos fondos son fundamentales para que los países en desarrollo puedan adaptarse a los efectos del cambio climático y, a su vez, reducir sus propias emisiones.

Aunque el Reino Unido ha logrado avances importantes en la reducción de emisiones a nivel nacional, la disminución de su financiamiento internacional ha generado críticas por parte de organizaciones, activistas y líderes internacionales. Señalan que esta decisión debilita sus compromisos climáticos globales y perjudica especialmente a las comunidades más vulnerables.

Además, se advierte que la falta de financiamiento limita el acceso a tecnologías y servicios climáticos esenciales para fortalecer la resiliencia local frente a eventos extremos como sequías, inundaciones y olas de calor.

En el plano ecológico, se ha reportado un colapso ambiental en varios parques nacionales, solo el 0,1 % de los sitios protegidos en Reino Unido se encuentran en estado favorable, y apenas el 6 % del territorio dentro de parques se gestiona activamente para conservar la naturaleza. Esto se debe, en parte, a la falta de recursos destinados a conservación frente a otros intereses económicos, como la ganadería.

Estos recortes reflejan una política sostenida de austeridad y despriorización de la biodiversidad y el bienestar social, con consecuencias desproporcionadas para los grupos más frágiles.

Argentina tampoco queda exenta del avance de políticas de ajuste. La actual crisis socioeconómica vinculada a un modelo en agotamiento político, ha alcanzado niveles extremos.

El presidente de la Nación ha declarado públicamente que el cambio climático es una “mentira del socialismo” y ha manifestado su rechazo hacia la Agenda 2030, evidenciando un desprecio explícito por los compromisos ambientales internacionales. En esta línea, políticas sociales y de derechos humanos son consideradas “gastos improductivos” en lugar de inversiones en equidad. Las medidas de austeridad implementadas por el gobierno han tenido consecuencias devastadoras 

Se registraron recortes drásticos tanto en áreas sociales como ambientales: cancelación de fondos internacionales (como el Fondo Fleming), retiro de planes climáticos locales, eliminación de programas sociales clave y una reducción alarmante en la capacidad del sistema de salud. Esto se traduce en un aumento de muertes por enfermedades tratables, expansión de la pobreza extrema y pérdida de biodiversidad.

El presupuesto ambiental nacional cayó un 70 % en términos reales durante 2024 y siguió decayendo en 2025. El Ministerio de Ambiente fue eliminado y degradado a subsecretaría bajo la órbita del Ministerio de Producción. Actualmente no existe planificación climática activa: se congelaron los programas de transición energética, eficiencia y reconversión productiva sostenible. El Plan Nacional de Manejo del Fuego quedó prácticamente paralizado. Los brigadistas carecen de insumos, viáticos y sufren recortes de personal. En provincias como Chubut, Corrientes y Córdoba, los incendios forestales quedaron sin asistencia nacional, dependiendo únicamente de recursos locales.

También se frenaron los fondos previstos por la Ley de Bosques (N.º 26.331), que ya venían subejecutados. Esta situación profundiza la deforestación en regiones como el NOA y el NEA (Salta, Formosa, Chaco), y deja sin recursos a comunidades rurales e indígenas que históricamente han sido guardianas de los ecosistemas.

Dos países una misma lógica 

Aunque los contextos difieren, tanto Argentina como Reino Unido muestran una tendencia preocupante: los recortes en salud, ambiente y protección social afectan principalmente a los sectores más vulnerables y generan crecientes resistencias civiles y críticas institucionales.

En el Reino Unido, los recortes recientes en ayuda internacional impactan directamente en el financiamiento climático global, debilitando las políticas de biodiversidad y de acción contra el cambio climático, y poniendo en riesgo a comunidades frágiles.

En Argentina, la austeridad ha provocado un colapso en los servicios sanitarios y de protección social. El resultado es un aumento de la mortalidad por causas evitables, pobreza récord, pérdida de redes de contención y un debilitamiento del tejido social.

En conclusión

Aunque las causas y magnitudes sean distintas, ambos casos ilustran una misma lógica: la desinversión sistemática en lo social y ambiental perjudica a quienes más necesitan del Estado y compromete el futuro colectivo. Un ambiente degradado multiplica las catástrofes y reduce la resiliencia frente al cambio climático; un sistema social debilitado profundiza las desigualdades y condena a generaciones enteras a la exclusión.

Este modelo económico prioriza la estabilidad financiera a cualquier costo, incluso si ello implica violar principios fundamentales de justicia ambiental, salud pública y derechos humanos.

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