«UN FINAL SIN FINAL» TRATADO GLOBAL SOBRE PLÁSTICOS
La historia del tratamiento internacional sobre los plásticos se remonta a más de una década atrás. Todo comenzó en 2022, cuando la ONU (Organización de las Naciones Unidas) empezó a reconocer el fuerte impacto que tenían los plásticos sobre el ambiente y cómo afectaban a todos los ámbitos de la vida: animales, espacios verdes y, por supuesto, personas.
Desde ese momento, el mundo entendió que la contaminación plástica ya no era un problema aislado, sino un desafío global que necesitaba respuestas urgentes y coordinadas. Y así comenzaron las primeras negociaciones internacionales…
El intento más reciente, y esperemos que no el último, se desarrolló del 5 al 15 de agosto de este año en Ginebra, Suiza. A pesar de los esfuerzos, negociaciones y conversaciones persistentes, no se alcanzó un acuerdo mundial. Las principales diferencias giraron en torno a los límites de producción de plásticos y la regulación de los productos químicos asociados.
En esta instancia participaron 184 países y más de 600 organizaciones, entre ellas ONGs, entidades académicas y representantes del sector privado. Lo que quedó claro fue dónde están los desacuerdos: los países productores de petróleo y las industrias petroquímicas se resisten a limitar la producción; algunos gobiernos proponen un enfoque integral que abarque todo el ciclo de vida de los plásticos, mientras que otros prefieren centrarse únicamente en aspectos como el reciclaje o la gestión de residuos.
Aunque en estos años no se logró un consenso, la comunidad internacional sigue comprometida. Se prevén futuras sesiones del INC con la esperanza de alcanzar un tratado vinculante en los próximos años.
Lo cierto es que nuestra relación con los plásticos está provocando la pérdida de naturaleza, originando riesgos en la salud, contaminando los océanos y agravando la crisis climática. Es hora de replantearnos esta relación y construir un sistema que proteja tanto la salud humana como el planeta. Un enfoque basado en el ciclo de vida del plástico puede ayudarnos a identificar y considerar todos los efectos de este material y sus alternativas.
Si queremos atacar las causas de fondo de la contaminación por plásticos, debemos abordar todas las fases de su ciclo de vida y reducir tanto la producción como el desperdicio en cada una de ellas.
¿Sabías que existen más de 16.000 sustancias químicas asociadas a los plásticos? Muchas de ellas son altamente tóxicas y generan preocupación, sobre todo porque las mujeres y los niños son especialmente vulnerables a sus efectos. El mundo produce hoy 430 millones de toneladas métricas de plástico al año y, si seguimos así, para 2060 esa cifra se triplicará.
La incapacidad de llegar a un acuerdo en Ginebra es una verdadera llamada de atención. Sin un tratado internacional, esto ira generando daños irreparables para el ambiente y para nuestra salud. Este estancamiento muestra, más que nunca, la urgencia de una acción global coordinada para enfrentar la crisis del plástico.
La verdad es simple: no tenemos más tiempo que perder. Cada día que pasa, el plástico avanza sobre nuestra salud, sobre la naturaleza y sobre el futuro. No se trata de algo lejano: está en el agua que tomamos, en los alimentos que comemos y en el aire que respiramos.
El panorama es preocupante, sí, pero también es una oportunidad. La contaminación por plásticos es un problema creado por el ser humano, y eso significa que también podemos resolverlo. Desde nuestras decisiones diarias hasta las políticas globales, todo cuenta. No es solo reciclar: es repensar la forma en que producimos, consumimos y vivimos.
Y no olvidemos algo: cuando hablamos de plásticos, no hablamos de algo abstracto. Hablamos de la salud de nuestros hijos, de la tierra que heredamos de nuestros abuelos, de los ríos y mares que queremos seguir disfrutando. Hablamos de vida.
Si los gobiernos no logran ponerse de acuerdo, nos toca a nosotros exigirlo. Porque el planeta no negocia: o lo cuidamos, o lo perdemos.